Carmen Calvo, Premio Naciona de Artes Plásticas, inició en los años setenta del siglo pasado una de las andaduras más personales dentro del arte español. Su formación en bellas artes y en el mundo de la alfarería le hizo subvertir los códigos y tratar el barro como si fuera pintura o escultura. Sus fotografías manipuladas con objetos o pintura constituyen una lúcida crítica social a la cerrada España de la posguerra.