Con la llegada de la primavera, los pajarillos empezaban a posarse cantarines sobre las ramas del viejo abeto donde vivía Cecilia Herrerilla. Pero esta frenética construcción de nidos provocaba un estruendo que ponía a Cecilia de muy mal humor. Entonces ocurrió algo que la indignó todavía más, una cría cayó del nido y fue a parar delante de la puerta de la casita de madera de la herrerilla. Después de buscar y preguntar por su madre por todas partes, resultó que la cría era el cuco del reloj de Membrillo, por fin el duendecillo sabría la hora que era.