EVA HAUSMANN, SALVADOR BRUGUÉS
En unos momentos en los que volvemos a la tradición en busca de las cosas bien hechas, descubrimos que podemos aprovechar técnicas y útiles de siempre y al mismo tiempo lograr mejoras en nuestro modo de cocinar.
La cocción en cazuelas de hierro fundido, conocidas como cocottes, nos transporta a la cocina de nuestras madres y abuelas, una cocina de corazón, de sabiduría, una cocina tranquila llena de los valores de sostenibilidad, sabor y nutrición que nos proporciona el saber popular.
Las cocinas domésticas tienen en las cazuelas de hierro un gran aliado, pues nos permiten volver a disfrutar de una cocina que nos asegura resultados extraordinarios, en línea con la tendencia actual de cocinar a baja temperatura con un elemento de cocción muy sostenible.
Y es que en esta forma de cocinar encontramos valores que nos reconfortan y nos despiertan ganas de cocinar y de disfrutar de la cocina como una parte de nuestra vida, en la que no buscamos tan solo alimentarnos sino también disfrutar de un acto tan importante como es cocinar y compartir la cocina.
Porque cocinar, comer y compartir nos transporta a aquellas cocinas sin prisa y a unos momentos de estima alrededor de una mesa donde la cocina supone el punto de unión y la puerta a uno de los mayores placeres que nos brinda la vida.