Estamos ante un libro que hace uso del sonido del universo para decirnos que en el amor siempre existió una didáctica de la miseria. En este curso poético «el amado arranca a la vez corazón y coche», revuelve la moral de las perras y destroza a quien lo lee con su imposición del silencio.
Irónica, desgarradora, profana, inteligente, aguda. La poeta posee una voz particular, capaz de deconstruir estructuras líricas, donde los sonetos isabelinos incluyen dedos de los pies torcidos, y las terzas hablan de bebidas isotónicas y condones. Carolina despliega un imparable cinismo que obliga a preguntarnos por la cuestión de la forma lírica, ahondando en la sabiduría de la oralidad y desvelando la naturaleza popular tan olvidada de las tradiciones poéticas.
Curso avanzado de perra es también punk, un ladrido que se desvanece una vez se termina y que obliga a reordenar las sonoridades de nuestro entorno, sus relaciones pérfidas que tantas veces nos abrigan y sostienen. Este curso del porqué, como los cuentos de hadas, nos confía un aviso. Por eso está dedicado «a todos que lo vieron venir». La poeta nos grita toda esta suciedad resplandeciente entre la que vivimos y de la que no somos conscientes: «¿Te puedes imaginar la desolación de esta pala de plástico en la mano de una de esas hijas?»