¿Qué significan esas cosas que nos rodean, que se deterioran, que se abandonan, que ignoramos o que van caducando? ¿Acaso no nos exponen ante el espejo? Hablan de nosotros, de cómo somos, de nuestras inquietudes, de nuestros miedos, de las preguntas que todos nos hacemos, de las respuestas que no nos gusta escuchar.
Este poemario pretende dejar constancia del tiempo en que vivimos apenas susurrándolo, abocetando un paisaje formado por realidades cotidianas en las que no reparamos en el día a día para realmente hablar del desamor, del olvido, de la indiferencia, de los excluidos o de lo efímero. Así, cuando veamos una silla o una muñeca en un contenedor, un calcetín desparejado, pongamos la tele o abramos un yogur, no los miraremos del mismo modo, como tampoco nos veremos de igual forma, ya no seremos las mismas personas.
El autor nos transmite su reflexivo pensamiento con un lenguaje preciso, en un conjunto de poemas bien estructurado, donde se compendian algunos de los miedos y espejismos de nuestra época, la irracionalidad que envuelve a veces las sociedades consumista