Estoy lejos de todos los lamentos, lejos de todas las rotaciones terrestres, lejos de las cichillas para circuncidar que se guardan ceremoniosamente junto a la plata y el azófar. Alguien dentro de mí empuja un trineo sin saber adónde y coloca dianas del revés para que dispare el silencio. Nunca me canso. Muerdo alrededor y dejo marcas blancas