Este libro confirma algo que muchos intuyen: la vida, en realidad, se lleva en los bolsillos. Desde la billetera hasta las llaves de casa, pasando por servilletas olvidadas o una dirección escrita en un papel muy arrugado, los objetos que hay en los bolsillos tienen el poder de delatar incluso a los más reservados.
Un inventario personal y por lo tanto caprichoso en el que se suceden sorprendentes postales cotidianas -un auténtico gabinete de curiosidades- dedicadas a celebrar la vida privada de objetos comunes y corrientes que de tan cercanos se confunden con la propia biografía.