Los grandes pecados viven detrás de cada puerta, en el callejón: la ira, la envidia, la avaricia, el alcohol, la mentira..., pero también viven en ella la amistad, la risa, el amor, la juventud.
Belleza y miserias de la clase baja, los desamparados, viviendo en la puerta de al lado.
Las ocho puertas utiliza una narrativa ágil, dinámica, resuelta, dura en algunos momentos pero divertida en otros muchos. Esa mezcla te hace mantener la tensión y el interés hasta el final.