En esta apasionante investigación sobre las fuentes de la identidad moderna, Charles Taylor nos enseña que la tendencia contemporánea hacia la interioridad, muy lejos de constituir como muchos querrían un desastre, es el resultado de los grandes esfuerzos realizados por el hombre para definir y alcanzar el bien. En el corazón mismo de su disquisición, así, Taylor encuentra aquello que él mismo denomina la afirmación de la vida corriente, un valor que, definitiva y totalmente, ha reemplazado a la antigua concepción de la razón ligada a la cuna y a la fortuna. Y, al narrar las revoluciones propuestas por los que fueron sus defensores San Agustín, Montaigne, Lutero y algunos otros, se propone asegurarse de que no perdamos de vista sus objetivos. Fuentes del yo, de este modo, no sólo plantea una firme defensa del orden moderno y una aguda contrarréplica a sus críticos, sino también una magnífica explicación completa, ecuánime, sencilla, fluida, aguda y muy bien escrita del yo producto de esa situación capaz de adentrarse en las profundidades de su propia herencia con enorme generosidad.