Obra magna de este filósofo de reconocido prestigio internacional. Sus áreas de interés han sido siempre la Filosofía del Derecho y la Filosofía Moral. En este caso se centra en la Filosofía Moral y la religión. En esta obra analiza como las sociedades occidentales han dejado de ser religiosas, proceso que se conoce como Secularización de la sociedad. Se plantea que ha sucedido para que la vida de un hombre occidental, tan marcada por la religión hace pocos años, sea ahora tan diferente. Aun así, el hombre sigue necesitando saciar su espiritualidad y busca respuestas en religiones orientales, en tratamientos psicológicos e incluso en sectas que se aprovechan de él. Frente a ello, Taylor se plantea cómo la Filosofía puede ayudar al hombre moderno a encontrar respuestas, a saciar su espiritualidad o simplemente a analizar estos cambios para ser conscientes de sus beneficios y sus inconvenientes. ¿Qué significa afirmar que vivimos en una era secular? Casi todos coincidiríamos en que en cierto sentido es así, al menos en Occidente. Y es claro que el lugar de la religión en nuestras sociedades ha cambiado profundamente en los últimos siglos. En lo que será un libro definitorio para nuestra época, Charles Taylor aborda la cuestión de lo que significan estos cambios, más concretamente, de lo que ocurre cuando una sociedad en la que es virtualmente imposible no creer en Dios se convierte en una sociedad en la que la fe, aun para el creyente más acérrimo, es apenas una posibilidad humana entre otras. Taylor, desde hace mucho tiempo uno de nuestros pensadores más agudos, ofrece una perspectiva histórica. Examina el desarrollo, en la cristiandad occidental, de aquellos aspectos de la modernidad que llamamos seculares. En realidad, no describe una transformación única y continua, sino una serie de nuevos comienzos, que implican la disolución o desestabilización de las formas anteriores de vida religiosa y la creación de otras nuevas. Como veremos aquí, lo que caracteriza al mundo secular de hoy no es la ausencia de religión aunque en algunas sociedades la creencia y la práctica religiosas han disminuido notablemente, sino más bien la continua multiplicación de nuevas opciones, religiosas, espirituales y antirreligiosas, a las que los individuos y los grupos se aferran para dar sentido a sus vidas y para dar forma a sus aspiraciones espirituales.