El autos nos instala desde un principio en la duda de si estamos ante un guión cinematográficp u una novela con estructira fílmica. A vueltas con lo equívoco, nos pasea por La Habana y Santiago de Composteal, ciudades que demuestra conocer bien y donde transcurren los rodajes de dos películas. Se trata de un texto literario de fácil lectura, divertido y que se desenvuelve en el decandente ambiente de una industria cinematográfica paupérrima.
Las ilustraciones de Ernesto Muntaner consiguen sincronizar con el juego literario, perfilando unos personajes a los que solom el lector podrá dar cuerpo.