Mucho tiene que ofrecer al visitante un país que cuenta con picachos nevados y desiertos, fértiles llanuras e interminables playas, ruinas y modernos centros de veraneo. Entre las ciudades más importantes figuran la exótica Marrakech, con la medina medieval mejor conservada del mundo; Fez, hermoso bastión de Essaouria en la costa atlántica; y la azulada Chechaouen, en las montañas rifeñas, donde resuenan esos andaluces. Al sur de Marrakech, bien sea en los valles del Alto Atlas o en el Sahara, las grandes kasbahs son fuente constante de inspiración. Y más al sur, la vacía inmensidad del Sahara aguarda a quien se aventure a explorarla.
En la gran diversidad del carácter marroquí coexisten desde el refinamiento de los fecíes y el aire cosmopolita en los tangerinos hasta la personalidadindómita de los bereberes sureños y la impenetrabilidad de los pobladores del Atlas, endurecidos por la montaña. Los marroquíes son un pueblo muy religioso, con un rey que se proclama descendiente de Mahoma y que ostenta el título de guía de los Creyentes.