Testigo del tiempo, la Vega, acompañando civilizaciones, compañera de vidas, de viajes, de historias. Nos canta su nana más dulce.
[
] A partir de ahora será muy difícil para mí mirar, caminar, pensar, soñar o imaginar este paisaje sin que estos versos que me han envuelto sean puntos cardinales de las emociones que nos hacen palpitar por atávicos secretos entre nosotros y esta tierra que ya es parte intrínseca de nuestra sangre.