En el momento en que publica su novela Historia de un amor turbio (1908), Horacio Quiroga (Salto, Uruguay, 1878-Buenos Aires, Argentina,1937) ha madurado personal y literariamente; ha experimentado el revés de la fortuna en empresas literarias cercanas al Modernismo como la Revista del Salto (1899-1900); ha colaborado con cuentos y notas ilustradas en revistas porteñas; ha conocido la región de Misiones y, por último, se ha enamorado de la joven Ana María Cirés.
En Historia de un amor turbio Quiroga camina hacia su «maduración», patente en sus cuentos. Se observan puntuales regresiones e incursiones a estilos pasados o venideros. Por esto, podemos encontrar en esta novela rasgos posrománticos, modernistas y realistas.
Vale la pena rescatar Historia de un amor turbio para la historia de la Literatura porque Quiroga plasma en ella su interpretación de Poe, marcada con la huella de Charles Baudelaire. Asimismo, el autor salteño trata de reflejar en ella su lectura de Dostoievski. Este afán de internacionalizar las letras de su país, creando personajes que los mueve en un entorno propio y cercano, sobradamente justifica la relectura de esta novela.