Este es el libro más personal de Pierre Bourdieu, por que en él aplica su capacidad interpretativa a su propio ámbito: el mundo universitario. En este sentido, el análisis que propone tiene una impronta casi autobiográfica, pero sobre todo un marcado compromiso intelectual. Bourdieu demuestra que el campo de la universidad es el lugar de una constante lucha de poderes que se desarrolla siguiendo una lógica específica: el poder académico y el prestigio intelectual o científico son los dos polos de esa lucha, y las disciplinas y las prácticas dominantes se distribuyen en torno a ellos. ¿Cómo se manifiesta este juego de fuerzas e intereses? Según Bourdieu, esto ocurre en los conflictos entre facultades o entre disciplinas; en las pujas por lograr horarios de clases, recursos económicos y humanos; en la reproducción del cuerpo docente, en la endogamia de ese cuerpo y en sus modos de reclutamiento y selección; y en la exclusión de los adversarios. Es una ilusión pensar que la producción intelectual está exenta de determinismos o que surge del ejercicio libre e independiente del pensamiento, sostiene Bourdieu. Por el contrario, asegura que esa producción está condicionada por la ubicación y la trayectoria en el espacio académico, y quienes se consagran al saber (los que lo construyen y lo transmiten, pero también los estudiantes) no deberían soslayar esta evidencia. Homo academicus constituye una provocación, o mejor aún, una intervención política que busca quebrar la aceptación acrítica del mundo académico y abrir nuevos espacios a la libertad y la acción intelectual.