Esta Idioteca es una suerte de recorrido por el presente. Pero todo presente es móvil, variable, un terreno movedizo. Ya no se trata simplemente del ansia culturalista de mezclar alta y baja cultura sino de algo más complejo: contemplar las imágenes de nuestro mundo todas situadas en un mismo plano -más allá de la historia, más allá de academicismos- para establecer un orden dentro de un plano de tiempos sin orden. La historia del arte como ficción. Ése es otro regalo que incluye este libro.