En el amor adúltero los amantes se intercambian, con la misma convicción, sentimientos fingidos y verdaderos. Su ámbito de actuación es la intimidad, donde no hay testigos. Pero ¿qué sucede si lo fingido es verdadero, y la verdad, el miedo a sustituir al marido? El anónimo narrador de este relato no escribe para resolver ese conflicto; se conforma «con ser el otro», con comprender la infidelidad.