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Esta obra, escrita por un nutrido grupo de Catedráticos y profesores titulares especializados en esta disciplina, está dirigida fundamentalmente a los estudiantes que ya han iniciado los estudios de Periodismo y necesitan profundizar en la elaboración de informaciones de calidad.
Su contenido responde al modelo establecido por los nuevos planes adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior, conocido como Plan Bolonia: los capítulos están desarrollados de manera didáctica e incluyen las competencias que deben adquirir los alumnos tras el estudio de cada capítulo y varias tareas que deben realizar al final.
La importancia de la especialización radica en la propia necesidad del ser humano por acotar el campo de su investigación y conocimiento para lograr mejores resultados. En la actual Sociedad de la Información las personas se agrupan por afinidades ideológicas, culturales, gremiales?, y esa sectorización hace que sus demandas busquen satisfacer necesidades o intereses de grupo, por encima, en ocasiones, de las individuales.
El periodismo no es ajeno a esta segmentación y en los últimos años la tendencia es a una creciente especialización, tanto en medios de comunicación como en contenidos y en sectores de audiencia. Esa labor de diferenciación, permite ofrecer a la audiencia un producto con los mejores contenidos, o lo que es lo mismo, una información de calidad y útil para su día a día.
El periodismo del siglo XXI pasa por la especialización, es decir, por explicar en profundidad los hechos que irrumpen en la actualidad diaria, activando procesos de documentación e investigación que permitan ofrecer una interpretación integral del suceso que dé respuesta a todos los interrogantes que plantee la información. Se trata de dotar al público del mayor número posible de elementos de juicio que le permita formarse una conciencia crítica sobre lo que acontece en el mundo.
Para ello, al nuevo profesional de la comunicación le corresponde la función de ser un intermediario entre los especialistas en las distintas áreas del conocimiento y los receptores de los medios de comunicación, adaptando los conceptos técnicos y especializados a un lenguaje periodístico que haga posible la comprensión de los mismos a los receptores no especializados. A este profesional, además, se le exige una mayor formación y cualificación, superior a la de épocas anteriores. Ya no le basta con tener sentido innato de la noticia ni con elaborar sus mejores trabajos en un corto espacio de tiempo, es necesario poseer unos conocimientos teóricos y técnicos que conviertan al redactor en especialista dentro de una sección concreta de la información periodística.