El 9 de mayo de 2009 el historiador y escritor Fernando Penco Valenzuela y el fotógrafo Juan Obrero Larrea descubrieron el lugar exacto en el que Robert Capa hizo Muerte de un miliciano, la imagen más conocida de la historia del fotoperiodismo y uno de los iconos de la guerra civil española.
Todo debió ocurrir a comienzos de septiembre de 1936, cuando Capa disparó su Leica en una colina a las afueras de Espejo (Córdoba) y se produjo el milagro. Con los nuevos acontecimientos, la investigación dio un vuelco extraordinario y las hipótesis defendidas por Richard Whelan, el más importante biógrafo de Capa, comenzaron a caer como cartas de naipes. Paralelamente, a partir de aquel 9 de mayo se sucederán una serie de acontecimientos y los diversos estudios que apuntan a Espejo se verán inmersos en la confusión.
En aquellas fechas, nadie quiso reconocer el estudio que el autor de este libro llevó a cabo con la ayuda del fotógrafo que le acompañó hasta la colina donde se realizó la famosa foto; sin embargo un año después, en mayo de 2010, El Periódico de Catalunya, en boca del portavoz y periodista de Robert Capa en nuestro país, lo reconocía como el primero de todos.
La foto de Capa narra la trastienda de esa investigación desde el privilegiado lugar que ocupó su escribiente, un actor más en toda esta trama.