La luna y las fogatas cuenta la historia de Anguilla, un bastardo crecido en las colinas y en los campos piamonteses, un siervo campesino que viaja por el mundo, hace fortuna en Estados Unidos y vuelve a su tierra como hombre cabal y respetado. Es la novela de la nostalgia de la infancia, de la búsqueda de la identidad, de la descripción de la vida rural italiana durante el fascismo y tras la guerra. Anguilla regresa después de veinte años de ausencia y decide conversar con el amigo de siempre, Nuto, para reflexionar sobre la resistencia al nazi-fascismo, sobre la relación entre amos y siervos, sobre la falta de entendimiento entre el poder de siempre y un mundo que se rebela, consciente de que cambiar no debe significar, por fuerza, dejar las cosas como estaban.
Publicada pocos meses antes del suicidio del autor, Cesare Pavese no llegó a conocer la dimensión del éxito de la que fue su última novela. La crítica fue unánime a la hora de juzgar la calidad de la obra; incluso los más recalcitrantes admitieron que se trataba de literatura en estado de gracia, de una prosa capaz de combinar precisión y alegoría de manera natural, con la naturalidad con la que viven y hablan los personajes de un mundo recreado por un literato de verdad para describir la vida de a diario de personas vestidas de a diario. Pavese consiguió una obra de gran altura apoyado en las ideas y en la forma de hablar de un campesino y de su amigo carpintero, hábiles a la hora de explicar que su pequeño pueblo es grande como el mundo entero y que el mundo entero cabe en su pequeño pueblo.