Décima entrega de los diarios de Andrés Trapiello. En los viejos palacios españoles había siempre un salón que llamaban de Pasos Perdidos. La casa que no lo tenía no era una buena casa. Era el salón donde nadie se detenía, pero por donde se pasaba siempre. Ese es el papel que el autor quiere asignar a esta serie. Libros en los que sería absurdo quedarse, pero sin los cuales no llegaríamos a otros lugares.