A sus cuarenta y muchos años, Katja es una escritora en crisis y unamadre sin nido que atender. Como mujer, por cortesía de la sociedad,empieza a volverse invisible, momento ideal para hacer cosas terribles o maravillosas. Y así, en 2015, Katja cambia la pluma por la batablanca y empieza a trabajar como pedicura en un salón de estética delbarrio berlinés de Marzahn, una de las zonas residencialesprefabricadas más grandes de la antigua RDA. Allí viven elseñor Paulke ùtoda una vida arrastrando frigoríficos y pianosù, la dulce señora Guse, que ya tieneescogida la música para sus funerales o Fritz, los pies másbonitos de toda la consulta. Un libro bello e importante,como los cerezos en flor de la pradera frente al salónen primavera; como la incombustible señora Blumeier rodando risueña entre ellos con su elegantemodelo eléctrico; o como una resplandeciente manicura defantasía.