Recién licenciado en Derecho, Diego regresa a Córdoba dispuesto a encauzar su vida. Al llegar a la casa de su padre, un hombre distante con un pasado difícil, encuentra un hogar marcado por el silencio. La falta de un trabajo estable y su timidez lo conducen a un aislamiento cada vez mayor. Lejos de afrontar sus problemas, Diego se deja llevar por el fatalismo, actuando de manera precipitada y descargando su frustración mediante estallidos de violencia. A medida que sus decisiones lo acercan a un destino trágico, Diego se ve forzado a enfrentar las consecuencias de sus actos antes de aprender a manejarlas.