El legado pict¢rico de Antonio Zarco es de sobra conocido y aplaudido tanto por cr¡tica como por p£blico. Sin embargo, nadie esperaba que iba a dejarnos, tambin, un legado literario tan destacable como su pintura. Pocos sab¡an que durante toda su vida cultiv¢ la poes¡a en silencio, convirtindola en un mbito de intimidad, de encuentro y confesi¢n consigo mismo, donde sublimaba en forma de versos sus sentimientos m s tormentosos. La poes¡a como medio de desahogo, de autodescubrimiento o de liberaci¢n ha sido una cualidad de largo valorada y patente en lo que algunas corrientes contempor neas han calificado como ?poes¡a teraputica?. As¡, por ejemplo, Lacan en el mbito del Psicoan lisis, o el propio Jung en el marco de su "Tiefenpsychologie" o ?Psicolog¡a profunda?, propon¡an la escritura potica a muchos de sus pacientes para que, a travs de sus procesos de simbolizaci¢n, encontraran las claves sentimentales y cognitivas capaces de proporcionarles serenidad y bienestar.Es en este vector de la poes¡a donde encontramos el fundamento y la explicaci¢n de la interesante obra de Antonio Zarco, y sobre todo de s