"Sonya Kantor conoce muy bien el eslogan. Durante décadas, todo el mundo vivió según sus normas, además de bajo la constante supervisión de la Clarividencia, un implante ocular que analizaba cada palabra y cada acción, premiando o castigando según un código moral estricto desarrollado por La Delegación. Sin embargo, se produjo un levantamiento y los miembros de la Delegación y sus afines fueron encerrados en Abertura, una prisión en la que cumplen cadena perpetua. El resto, libres de la monitorización del implante, siguieron con sus vidas.