El lector alberga entre sus manos un crisol de relatos que recorre la contradictoria esencia del ser humano: desde alianzas y sospechas, a celos que carcomen toda lógica, atravesando presencias e inquietantes atmósferas a la luz del lubricán, amenazas, peligros, ucronías en 2513 e instantáneas que inmortalizan momentos del pasado fundidos en el ámbar de la memoria. No podía faltar en la fórmula junto al tiempo y sus cosas de la edad, el protagonismo del amor y la muerte. Eros y Tánatos si bien atemperados con el elemento humorístico que resuena en los pasos de un desengaño en wasaps o al cruzar las adolescentes aulas con su recurrente problemática y su ingeniosa creatividad. Esta última se incentiva a través de juegos literarios y una suerte de taller de tonos, astracanes, monólogos y tanteos poéticos, retratos y juegos de aula, de escarceos, de amistades, parejas y familias con más o menos disidencias. Un crisol que intenta jugar con las distintas formas del lenguaje literario desde el mecanismo medido del microrrelato hasta la revisión del cuento y los relatos de mayor extensión si bien siempre clasificado