Este poemario es el aire fresco que nos invita a abandonar las ciudades, a desprendernos de las joyas y de los bienes materiales que se acumulan con el paso de los años, como las malas costumbres; es un libro que nos vuelve animal por la fiereza de la fidelidad al hogar.
"La senda del cimarrón" no es un camino de huida, es una vuelta al origen.