Como su título promete, Sin es una historia universal de la negación, abriéndonos los ojos ante la carne mortal que llamamos amor. Montesinos es un poeta duro con este extraño mundo que él mismo contribuye a hacer extraño, pero implacable, sobre todo, consigo mismo: No soy el dinero que pierdo ni el idioma que mastico./ No soy mis baldosas, una talla, cuatro ruedas, un empleo. Y así continúa, advirtiéndonos de que el hombre deshumanizado es siempre peligroso. Crónica de la desesperación que nos produce nuestro instinto de supervivencia, Sin es la deconstrucción de un hombre en ruinas que se resiste a la demolición. Casi estoy vivo./ A punto de saltar. Un inmenso NO de 60 páginas. Ya estoy saltando./ Pero no veo el fondo. Una enorme verdad en 24 poemas. (A. Sáenz)