En la calle se respiran aires de guerra. La gente habla en voz baja y mira al cielo. Luis también mira al cielo, pero lo que más le importa está en la tierra: su amigo Ezequiel, hijo de una prostituta y un guardia de asalto del que solo recibe desprecios. Un día Ezequiel sufrirá el peor de los abusos y sucederá ante los ojos de Luis a quien nunca perdonará que, siendo testigo, no le hubiera ayudado. Su amistad se acaba. Pero la guerra se encargará de volverlos a unir. Lucharán en el mismo bando, pero entre ellos permanecerá una guerra subterránea tan enconada como la que divide al país. En definitiva, una historia de amistad profundamente bella, compleja y sensible.