La lectura fortuita de una frase en un libro escogido al azar una tarde de tedio devuelve a la memoria de Begoña todo el mundo de su infancia, un pasado que se había esforzado en arrinconar: Sus años en un colegio religioso en uno de los mejores barrios del Madrid de los años cincuenta. Su relación con Carmen, su única amiga, cuya franqueza y espontaneidad la atraen como un imán y cuyo único defecto es su fascinación por Matilde, una niña de las «otras», las «gratuitas», que incomprensiblemente parece no avergonzarse de su condición de pobre y mantenida. En un tiempo de silencios y rencores, de heridas abiertas y esperanzas rotas, los ecos del mundo exterior se reproducen en la habitación de los juegos infantiles de un hogar donde nada es lo que parece.