«En un jardín crecía una planta de guisantes. Se parecían unos a otros y vivían tranquilamente. Todos menos uno. Había un guisante que no quería ser como los demás.»
Atreverse a ser diferente tiene un alto coste social, pero también una increíble recompensa. Eso es lo que descubre el pequeño guisante cuando decide recorrer el mundo. Así, cada estancia de su viaje, se convierte en una instancia de crecimiento. Éric Battut dejará lo mejor para el final. Un desenlace tierno y humorístico que sacará a los lectores más de un color...