Siglo XXI: aparcado en la conquista social del bienestar, el hombre se desprende del desasosiego existencial, los tabiques entre los pueblos se desploman y en medio de contradicciones sangrantes se levanta en bloque la aldea global. Tras la paz que sigue a la Segunda Guerra Mundial, el ser humano da la espalda a la muerte y el horror, como si estos no fueran ya parte consustancial de su tiempo. No obstante hay todavía, y continuará habiendo, lúcidos autores que se interrogan sobre las cuestiones esenciales, escritores capaces de dramatizar nuestra existencia.
La noche en que va a ser apresado por la policía, el estafador financiero Mathew Lynch repasa junto a su ex amante, y valiéndose de unas cartas dirigidas por el autor a una mujer casada, la obra de Graham Greene, el último canalla con conciencia de culpa. La vida y la prosa de Greene, en labios de los protagonistas de esta pieza, nos devuelven a la realidad de nuestras «cloacas internas», como esos miserables encantadores, llámense Lynch, Madoff o Harry Lime, que, de cuando en cuando, irrumpen burlones en el espejismo del festín moderno para recordarnos que la sordidez y la decadencia habitan la condición humana.
SANTIAGO ARAÚZ DE ROBLES (Molina de Aragón, 1936) ha publicado veintitrés libros de novela, relato cortos, poesía, teatro y ensayo. Ha recibido, entre otros, los premios Tigre Juan, de novela, Ámbito literario, de poesía, premios Hucha de Oro, Carta de Oro, Pedro Antonio de Alarcón... Además fue finalista en el Premio Nacional de Literatura de Ensayo, Miguel de Unamuno. En 2009 publicó Mi nombre, Albert Camus (editorial Fundamentos) pieza homenaje al autor y filósofo francés. Trece cartas es su segunda incursión teatral.