Un libro con olor de promesa y juventud. Así define Luis Antonio de Villena este poemario desconcertante y bello en uno de los epílogos de esta publicación. Toda una declaración de intenciones donde Luis Bravo nos invita al posromanticismo que resuena con la mejor poesía de Alfred Tennyson o, más recientes, David Gascoyne o Dylan Thomas. Pero esta obra también es un homenaje a la editorial Trieste, que entre 1982 y 1986 aglutinó a poetas como Andrés Trapiello, Juan Manuel Bonet, Ángel Guache o Ángel Rupérez.`Triestino está plagado de imágenes poderosas y cautivadoras, especialmente el poder de la naturaleza viva, sinestésica, capaz de recomponer el trazo del paisaje. Un ejercicio poético formidable en la elección de cada palabra, cada giro, el ritmo, la métrica, las descripciones y el juego simbolista que confieren panorama e intimidad a cada poema: la poesía como emoción recordada, donde la ensoñación es más importante que la prosaica existencia. En Triestino tiene más cabida lo pasajero, la impresión fugitiva, el recuerdo que se deshace... ese lugar interior donde los elementos mínimos apuntan un pedazo de