La invención de un franquismo sin apenas franquistas, salvo unas pocas figuras históricas, es digna de asombro. La realidad de aquella España discurrió por otros cauces, donde una nutrida nómina de personajes singulares revela la hegemonía y el grado de penetración de una dictadura también caracterizada por la mediocridad y la sinrazón. El retrato de algunos de estos franquistas de segundo orden invita al humor compatible con el rigor de la investigación. El resultado es una galería de historias y semblanzas donde la sonrisa y la ironía invitan a la reflexión acerca de la omnipresencia del franquismo en el ámbito cultural durante un período con evidentes secuelas.