Córdoba, a principios del siglo XX. En la iglesia de San Lorenzo aparece crucificado, con la cara pintada y una peluca, el cadáver de un prestigioso abogado. Del caso se encargan dos inspectores antagónicos y de métodos muy distintos: Anastasio y Homero. Este último, acompañado por el agente Pedro, intentará revelar la identidad de un criminal frío e inteligente. La búsqueda del asesino llevará a los policías a recorrer la Córdoba de aquella época -sus calles, sus iglesias, la plaza de abastos de La Corredera, el reñidero de gallos, el cementerio de La Salud, Las Ermitas- y a conocer a numerosos sospechosos, los cuales guardan importantes secretos que irán desvelándose a lo largo de la investigación.
Unos meses antes, se comete en Madrid una serie de brutales asesinatos de mujeres atribuidos a un misterioso criminal al que la prensa bautiza como el Carnicero de Madrid. En una carrera contra el tiempo, Homero hará todo lo posible para detenerlo.