Los días que me debes dosifican, verso a verso, ese tránsito metafísico entre lo presencial y lo ausente, entre las vivencias cotidianas difícilmente renunciables y el viaje definitivo (que escribiera Juan Ramón Jiménez), entre la vigilia y el sueño profundo, entre la vida y la muerte. Sin embargo, lo que Teresa Martín Estévez nos ofrece en su espléndido poemario es una profunda y meditada reflexión sobre la supervivencia ante lo inexplicable, una rebelión contra el olvido, con un lenguaje directo, preciso, sin ambages ni superficiales adornos, que nos desvela con sencilla exquisitez su especial sensibilidad poética.