En este excelente libro del jurista y novelista cordobés Rafael del Campo, se compilan quince cuentos de reseñable homogeneidad tanto en la temática como en la forma. En todos ellos se evidencia el afán del autor de resaltar valores y principios tradicionales que debieran ser inmutables: el sentido de la fidelidad, de la familia o de la amistad, la bondad del ser humano, el respeto de la propia dignidad o el afán de superación, aparecen como motor de unos relatos donde los personajes que deambulan son, como diría Antonio Machado, en el buen sentido de la palabra, buenos. Relatos en cuya forma se vislumbra la búsqueda de una fuerza expresiva de novedoso refinamiento que descansa no en un lenguaje atildado o pretendidamente culto, sino en palabras de honda raigambre popular, de resonancias rurales o campestres e, incluso, en vulgarismos oportunamente engastados en la historia que se cuenta. En definitiva se trata de un espléndido libro de relatos, profundo y reflexivo, muy bien configurado en su forma y contenido, que nos revela unas historias vibrantes y sugerentes que no han de dejar indiferente al lector.